Kubra Khademi, una actriz afgana de 26 años, se paseó por el barrio de Kote Sangui, el más céntrico de Kabul, con una vestimenta que, si bien le cubría el cuerpo como las de las demás mujeres, no era en absoluto discreta: una armadura medieval que le resguardaba los pechos, vientre y nalgas. "Desde pequeña, sufro acosos, toqueteos e insultos casi a diario", ha declarado a France24.
La performance no duró mucho. No habían pasado ni 10 minutos cuando hubo de montar en un taxi que sus amigos le tenían preparado para salir huyendo. "Ya sabía que me rodearía una masa de gente hostil, por eso recé antes para que no me matasen. Desgraciadamente no me equivoqué. Un niño comenzó a gritar que había una mujer que andaba cubierta de hierro per no dejarse tocar y enseguida empezaron a insultarme y a lanzarme piedras".
"Pellizcar a las mujeres por la calle es una práctica habitual en las sociedades patriarcales" denuncia Kubra, que desmiente uno de los mitos de las costumbres islámicas. "Los hombres dicen que si te cubres con un velo, no te hacen caso y puedes pasear tranquila, pero es mentira. Las mujeres que llevan burka sufren los mismos acosos".
A pesar que la situación de la mujer en Afganistán ha mejorado un poco desde la caída del régimen talibán en 2001, el World Repport 2012 de Human Rights Watch estima que un 87% han sufrido algún tipo de violencia física. No parece tampoco que haya esperanzas por lo que se refiere a su situación profesional. La Tribune de Genève informaba hace unos meses que el gobierno afgano ha iniciado una masiva campaña para impedir la utilización de modelos femeninos con finalidades publicitarias.