El desembarco en Normandía empezó, en realidad, en Dieppe.
Y dos años antes. En 1942.
Era el 19 de agosto Un miércoles.
Los alemanes ni siquiera habían perdido todavía las batallas de El Alamein -noviembre del 42- o en Stalingrado -enero de 1943-.
Los Aliados lanzan la Operación Jubilee. Maldito nombre.
Seis mil hombres, la mayoría canadienses, contra el puerto de Dieppe, en el norte de Francia
A más de doscientos kilómetros de lo que serán después las playas del desembarco.
Con el apoyo más de media docena de destructores.
Menudo fiasco.
Una derrota militar en toda regla. Táctica más que estratégica pero derrota al fin y al cabo.
Más bien un desastre absoluto.
Luego siempre se ha dicho que sirvió para sacar conclusiones.
Para la Operación Torch, Sicilia, Anzio, Salerno, Normandía.
Que no se puede atacar una localidad costera ampliamente defendida.
La operación nació gafada desde el principio. Aunque eso sólo se sabe al final.
En realitat, no fue una operación, fueron dos.
La primera fue la Operación Rutter.
Pero los alemanes descubieron el convoy amarrado en el sur de Inglaterra y lo bombardearon.
Se canceló la operación pero para no desanimar al personal se puso en marcha entonces la Operación Jubilee.
No era un desembarco, era un raid.
Eso sí, a cargo de toda una división: la 2ª División de Infantería canadiense.
La idea era desembarcar en Dieppe, establecer un perímetro de seguridad, mantenerse fuerte durante ocho horas, hacer el máximo daño posible a los alemanes -incluidas las lanchas de desembarco que tenían desde la Operación León Marino- y reembarcar. Muy bonito en teoría.
De paso, abrir un segundo frente como pedía insistentemente Stalin.
Ni que fuera durante unas horas y hacer ver tambén a los alemanes que no eran invulnerables en el Oeste.
Pero, la verdad, tampoco he entendido nunca estas batallas que tienen fines más políticos que militares.
A mí, salvando todas las distancia me recuerda un poco la Batalla del Ebro.
La intención de Negrín era alargar la guerra, a ver si se juntaba con el conflicto europeo que se oteaba en el horizonte.
Lo único que consiguió fue llevar al matadero a los críos de la quinta del biberón. Chavales de 17 años. Dicen que cuando caían heridos de muerte sólo pedían por su madre.
¿Han estado en la Sierra de Pàndols o de Cavalls?
No hay nada. Piedras, pinos y calor.
Parece mentira aguantar cuatro meses por estos enclaves. ¡Y Franco recurriendo a ataques frontales!
O salvando todavía más distancias. La Batalla de los Ardenas, el último envite de Hitler contra los Aliados.
Con la esperanza de llegar a Amberes, cortarlos en dos, provocar tensiones y conseguir una paz por separado.
Hay políticos que viven de ilusiones.
El plan final preveía un ataque frontal. Se dividió la larga playa de Dieppe en cuatro: Yellow, Orange, Blue y Green.
Los canadienes andaban inquietos -muchos eran de los fusileros de Montreal, hablaban francés y veían Francia como la patria de sus ancestros- porque habían sido enviados a Inglaterra al inicio del conflicto ante el peligro de una invasión.
Pero desde entonces no habían hecho nada mientras otros países de la Commonwealth -como los australianos, los neozelandeses o los sudafricanos- y se batían contra las fuerzas del Eje en los desiertos de África o en el Pacífico.
En fin, me temo que los utilizaron como carne de cañon.
De hecho la RAF evitó comprometer sus fuerzas con porque el general en jefe, Arthur Harris, Bomber Harris, estaba obsesionado con bombardear Alemania. Pensaba que podía ganarse la guerra desde el aire y no quiso distraer bombardeors Lancaster para la operación.
Y la Marina destinó sólo ocho destructores, ningún crucero, uno de los cuales era ¡polaco!. También había embarcaciones francesas que se habían pasado a De Gaulle. Pero los destructores tenían cañones de 102 milímetros, a todas luces insuficientes contra el hormigón de los búnqueres alemanes.
Por eso no salió nada bien desde el principio. A los retrasos por el mal tiempo, hay que añadir que la fuerza destinada a desembarcar en playa Yellow se encontró con un pequeño convoy alemán que iba también hacia Dieppe. La batalla naval que se entabló alertó ya a los alemanes.
El ataque prevía la acción de varios comandos por los flancos con el fin de neutralizar baterías alemanas en los acantilados de Dieppe pero el éxito -más bien la falta de él- fue desigual.
Lo dicho: una carnicería.
El balance -según el libro de René Abautret: “Dieppe, le sacrifice des Canadiens”, Robert Laffont) fue de 808 muertos, 558 heridos y 1536 prisioneros.
En la localidad de Dieppe, ahora administrativamente en la Alta Normandía, quedan algunos monumentos repartidos por la playa o por el casco urbano, como el que conmemora el sitio donde cayeron dos soldados canadieneses.
Y un museo que, lamentablemente, sólo se puede visitar a partir de las dos de la tarda y no permite hacer fotos en el interior. También banderas americanas -participaron Rangers aunque en un número minoritario- y canadienses repartidas por la población.
El puerto Dieppe, ahora una localidad eminentemente turística, ya había atraído la atención de los impresionistas. Pissaro pintó su puerto en en 1902. Mientras que Claude Monnet pintó los acantilados de Étretat, una población cercana/ Un reportaje de Xavier Rius.