El escritor y periodista argentino Bruno Bimbi, (Avellaneda, 1978),ha escrito un artículo en Ctxt titulado “¿Cómo se dice xenofobia en catalán?” en el que cuenta su experiencia como alumno de un curso de la Universidad de Barcelona. “El fanatismo, la xenofobia y hasta la falta de gentileza gobiernan Cataluña”, afirma.
Bimbi, que es activista en favor de los derechos del colectivo LGTBI y ha escrito también artículos criticando a la derecha española, explica que la profesora se negó a dar las clases en español a pesar que la mayoría de los estudiantes eran latinoamericanos y orientales.
“Hay nada menos que once grupos con diferentes días, horarios, profesores y lenguas para elegir, o al menos eso promete la universidad a sus alumnos. De los once, nada menos que nueve son en catalán. Diez, dice la inmersión lingüística”, subraya.
“Ustedes deberían esforzarse para entender el catalán, no lo están intentando... Es una lengua muy parecida”, revela que les dijo la citada profesora. “Voy a dar mi clase en mi lengua. Y al que no le guste…”, añadió.
Del mismo modo destaca que los castellanohablantes nacidos en Catalunya “se callan, pero algunos avisan, en privado, que mejor no te metas en líos, porque te van a acusar de no sé cuántas cosas”.
Bimbi señala que los alumnos “piden que al menos un grupo –¡de once!– use la lengua que habla la mayoría”. El periodista lamenta “el fanatismo, la xenofobia y hasta la falta de gentileza que gobiernan Cataluña”.
También relata que a un alumno desde la facultad le pidieron que se cambiara de grupo, a pesar de que ya habían diez grupos en catalán. “Lo mejor es que te cambies de grupo”, le dijo la profesora.
Un alumno pidió a otro rofesor si sería posible que el día del examen hubiera “una versión con las preguntas en castellano” y éste le “respondió en catalán, sin que se le cayera la cara de vergüenza. Respondió en catalán esa pregunta. El alumno no entendió nada”.
El periodista cree que la inmersión “puede tener mucho sentido cuando hablamos de la escuela” pero “lo pierde en el caso de la universidad, donde estudian personas ya adultas, que superaron hace muchos años el período crítico de adquisición del lenguaje a partir de la mera exposición a un entorno lingüístico”.
“Si quieren que aprendamos catalán en la universidad, nos tienen que convencer, seducir –lo que están haciendo es exactamente lo contrario– y, sobre todo, facilitar la tarea. En vez de imponerlo por la fuerza, yo comenzaría ofreciendo clases gratuitas”, concluye.