La Cerdanya y el Ripollès, dos comarcas tradicionalmente independentistas, han mostrado su malestar por el confinamiento decretado ayer por el Gobierno. El sector del turismo, dirigentes políticos y ciudadanos han puesto el grito en el cielo.
También el alcalde de Ripoll y diputado de JxCat, Jordi Munell, ha criticado la decisión del Govern al considerarla "demasiado contundente" y drástica ". Munell ha exigido que los vecinos de la comarca sean los primeros en vacunarse como compensación.
La presidenta del Consejo Comarcal de la Cerdanya, Roser Bombardó (ERC), en declaraciones recogidas por TV3, ha reclamado al Ejecutivo "medidas paliativas" para compensar las pérdidas económicas. También ha asegurado que desde el Govern le han prometido estas ayudas.
Restauradores lamentan también que tendrán que cerrar y acogerse de nuevo al ERTE, mientras que comerciantes advierten que en las tiendas "no entra nadie", dado que la clientela suele ser de Barcelona y Área Metropolitana.
El presidente de la Asociación de Hostelería Ripollès, Fran Barroso, consideró "un escándalo" el cierre y ha recordado que éste se ha hecho "sin previo aviso y sin consultar al sector". "Necesitamos ayudas", ha reclamado.
El líder parlamentario de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, ha lamentado que "nadie entiende que lo hayan hecho tan mal porque económicamente es ruinoso y sanitariamente no tiene sentido". También ha añadido que "la improvisación, los bandazos y la negligencia del Govern pueden derivar en reclamaciones judiciales con indemnizaciones millonarias que podríamos terminar pagando todos los catalanes".