El portavoz del Centro islámico Camino de la Paz, Mohamed Iqbal, está en el centro de la polémica por las primarias del PSC donde muchos paquistaníes participaron sin saber a quién votaban . Este líder de la comunidad paquistaní, que es simpatizante del PSC, la acusan de ser la persona que dio los sobres a sus compatriotas e indicar a quien debían votar en el Raval (Ciutat Vella).
En declaraciones a RAC-1, se ha defendido de las acusaciones y ha afirmado que "esta es la gran acusación que nos ha disgustado porque no ha habido ninguna compra ni venta". "No se puede poner el precio de un euro a una persona", ha añadido.
Mohamed Iqbal alega, en declaraciones en el Ara, que algunos de sus compatriotas tenían dificultad para leer y escribir el nombre de los cinco candidatos y por eso lo llevaban escrito.
Sobre el porqué de las preferencias por Collboni, que en la mesa de Ciutat Vella obtuvo 273 votos, justifica que él y Laia Bonet fueron los únicos aspirantes que se interesaron por ir a ver y que este gesto ha sido recompensado.
El portavoz del Centro islámico Camino de la Paz es uno de los cientos de paquistaníes que se manifestó en septiembre de 2012 en el Parque de la Ciutadella con una pancarta que decía: "Estimamos el profeta Mahoma. Más que nuestra vida, padres e hijos".
Ese día unos 800 musulmanes, mayoritariamente de origen paquistaní, protetaron por las calles de Barcelona para la película Inocencia de los musulmanes, un largometraje estadounidense de dos horas que parodia la vida de Mahoma y por las caricaturas del fundador el Islam que publicó el semanario satírico francés Charlie Hebdo.
Por otra parte, el filólogo y escritor, Jordi Amat, en un artículo en El País, se pregunta si "es irrelevante que, sin conocimiento de causa, hayan optado por el candidato que ha abanderado la lucha por los derechos de todas y todos".
Amat dice que "no sé cuál es la situación de los homosexuales en Islamabad", pero añade que "tengo la intuición que los paquistaníes (seamos correctos políticamente) manifiestan un escaso interés por los distintos niveles de gobierno y, por lo que veo, tampoco sobresalen por su respeto a uno de los pilares de la igualdad: no me refiero a la laicidad, que también, sino al lugar al que por convicción relegan a la mujer".
"Identidad y minorías otra vez. ¿Cómo combinarlo? ¿No postulaba Collboni, como proclamaba su lema, una Barcelona que mirase a los ojos de la gente? Asumiendo que estas primarias eran como una probeta para la regeneración, saber que se ha instrumentalizado a tu favor un colectivo étnico con papeleta incorporada debería forzarle, mirándonos a los ojos, a tomar una decisión", concluye.