Unos doscientos manteros ocupan cada día el vestíbulo de la estación de Cercanías y Metro de Plaza Catalunya, la principal estación de la ciudad. La aglomeración de gente -Renfe ha llamado más de 600 veces al 112 para avisar- dificulta incluso el paso de la gente y supone un serio problema de seguridad en caso de evacuación de urgencia.
El improvisado bazar, formado por decenas de vendedores ambulantes en el vestíbulo de la estación, pone en peligro la seguridad de los usuarios en una de las zonas más concurridas de la capital catalana al incrementar las posibilidades de accidente en casos de evacuación.
Cualquier incidencia que pudiera producirse en alguna de las estaciones que conectan el intercambiador (accidente ferroviario, atentado terrorista, incendio ...) requeriría una evacuación ordenada y rápida de todo el recinto. La presencia del bazar en el intercambiador convierte el espacio en un potencial riesgo de avalanchas humanas y tapones en caso de evacuación.
Renfe lleva diez meses alertando a la Guardia Urbana y Mossos de este problema sin que hasta el momento se haya solucionado. De hecho, ha realizado más de 600 llamadas al 112 pidiendo ayuda policial para desalojar el vestíbulo.
El Ministerio del Interior y la dirección general de la Policía ya recomendaron al Ayuntamiento de Barcelona la Navidad del 2016 (a raíz del atropello masivo en un mercado navideño en Berlín) instalar medidas de protección físicas que impidieran ataques similares terroristas.
La Policía instó a la protección (mediante pilones u otros elementos) de los espacios públicos donde se registrara una gran afluencia de personas a fin de dificultar la entrada de vehículos. Aun así, en la Rambla de Barcelona nunca se instalaron estos sistemas de protección físicos para impedir ataques terroristas hasta el atropello masivo del 17 de agosto.
