Un independentista ha aceptado una condena de tres años y cuatro meses de cárcel por un delito de desórdenes públicos y otro atentado contra la autoridad. Además, se le ha impuesto una multa de 1.400 euros. La fiscalía ha rebajado un tercio su petición inicial, de hasta nueve años de cárcel, algo que la defensa ha acabado aceptando en la vista oral celebrada en la Audiencia de Barcelona.
Según el relato de la fiscalía aceptado por la defensa, sobre las 5 de la tarde del 14 de octubre el joven estaba en el vestíbulo de la T-1 al que se accede desde el andén de la parada del metro. Unas 200 personas intentaban acceder a la terminal para paralizar la operativa del aeropuerto y no hacían caso a las órdenes policiales de abandonar la infraestructura.
Se paralizó el servicio de metro y se bloqueó el paso de los pasajeros, lo que causó cierto caos en la terminal. Agentes de la Brimo de los Mossos formaron dos líneas policiales, espalda contra espalda y separadas unos dos metros cada una, para controlar a los manifestantes que llegaban desde el metro y los que llegaban desde la parada del Aerobús.
El acusado estaba frente a esta última línea policial e iba tapado con un casco integral de moto. Cogió un extintor colgado en una columna del vestíbulo y lo vació dirigiéndolo a la cara de los agentes durante unos segundos. Luego lanzó al extintor hacia los policías, y la bombona cayó entre las dos líneas de antidisturbios.