Dos articulistas de La Vanguardia cuestionan este fin de semana la polémica sobre la Ley de Memoria Democrática, el cuestionamiento de la Ley de Amnistía de 1977 y las visiones que se están dando sobre la Guerra Civil como un enfrentamiento “entre buenos y malos”. Ambos son además de ideología progresista.
El notario Juan José López Burniol publicó el sábado un artículo (“En el día de hoy…") en el que recordaba que la tan criticada ahora por algunos sectores Ley de Amnistía fue aprobada con 296 votos a favor, incluido el Partido Comunista.
López Burniol también opinaba que “la Guerra Civil española fue el enfrentamiento de media España contra la otra media; reducir lo sucedido a una lucha del ejército sublevado contra el pueblo es una falsedad”.
“Desde años antes de la guerra, se gestaba un enfrentamiento con culpas compartidas, que llevaba al desastre. Cierto que hubo un golpe de Estado; y cierto también que el Gobierno legítimo armó al pueblo. No fue una historia de buenos y malos; no fue solo de fascistas contra demócratas”.
“La transición fue un pacto entre la oposición democrática y los reformistas del franquismo, impulsado por el miedo a repetir la vesania de la guerra. La ley de Amnistía fue el segundo eslabón de la transición (posterior a la ley de Reforma Política). Sin ella, no hubiese habido pactos de la Moncloa, ni Constitución. Y como tal pacto debe cumplirse. Romperlo es destruir la piedra angular del régimen del 78 y de la paz civil.
“La generación que hizo la guerra –la de mis padres– quedó marcada, a uno y otro lado, por la tragedia, y quiso la paz. La generación de la transición –la mía– tenía memoria heredada de la guerra y, sobre esta memoria y el trabajo de nuestros padres (que alumbraron la clase media), edificó la transición. La generación actual no tiene ya memoria y prescinde de la historia. Solo deseo que Dios reparta suerte. Y recordar una cita de Plutarco, según la cual la política se define como aquello que sustrae al odio su carácter eterno”, termina.
Por su parte, el editor Daniel Fernández (“Olvido y perdón") explica este domingo que “mi visión maniquea de la Guerra Civil era sobre todo eso: maniquea; buenos y malos, rojos y nacionales. Los republicanos demócratas frente a los fascistas alzados en armas. El pueblo contra el ejército. Los militares contra el pueblo. Era fácil y reconfortante creer que había habido un golpe de Estado contra el progreso en libertad. Y que el monstruo se había comido la democracia”.
“Hoy en día -continua-, tras bastantes lecturas, mis certezas son menos inamovibles. Simplifiquemos, que la columna es corta… Hubo cincuenta mil muertos (no entremos en la discusión de las cifras) en la zona republicana y otros tantos o más en la zona nacional, que acabaron siendo tal vez ciento cincuenta mil a cargo de los valedores del nuevo régimen con la represión –esa palabra que hoy se ha desvirtuado, como la de exilio, en la Catalunya actual– posterior a la guerra".
"Muchos muertos y muchos humillados. No el millón de muertos de Gironella y la propaganda oficial, pero sí suficientes como para dejar un largo y a veces se diría que permanente trauma en la memoria colectiva de este país”.
“Quedan fosas por abrir y muertos en las cunetas. Y entre los juicios sumarísimos y los paseos sigue habiendo una diferencia que es la apariencia de legalidad. Llegamos tarde a la revisión y comprensión de nuestra historia. Y necesitamos abrir y sanar esta herida, pero sin volver a escribir un relato falso sobre la memoria de lo que fue y de las muchas atrocidades y desmanes de aquella guerra”, concluye.