Unos jóvenes de Martorell (Baix Llobregat) han construido un cubo gigante a base de colillas y la han dejado en una de las rotondas del municipio para denunciar el impacto medioambiental que provocan los restos de cigarrillos. El cubo fue retirado poco después por la brigada municipal, pero la protesta se ha hecho viral en la red.
Los jóvenes han explicado a e-notícies que “todas las colillas fueron recogidas por las calles de Martorell en menos de dos días”. El objetivo era protestar contra el impacto ambiental, la escasa atención que se presta a esta forma de contaminación y el hecho de que tardan muchos años en desaparecer.
Las administraciones se han apresurado en aprobar planes para reducir el uso del plástico, grabar los combustibles fósiles y, incluso, ahora proponen reducir el consumo de carne para reducir los gases de efecto invernadero que genera el mantenimiento del ganado y el su transporte. Sin embargo, los legisladores se olvidan de sancionar el lanzamiento de colillas en el suelo, a pesar de los efectos nocivos que esto tiene para el medio ambiente.
Los restos de cigarrillo, según los expertos, tardan una década en desintegrarse. Esto es debido a los elementos que conforman las colillas, especialmente el filtro que contiene acetato de celulosa, un tipo de material que no puede ser destruido por las bacterias del suelo.