La Agencia Tributaria ha inspeccionado 87 discotecas de gran tamaño y establecimientos relacionados con el ocio nocturno en busca de irregularidades fiscales en este sector. 16 de estos establecimientos se encuentran en Catalunya. La macroperación, llamada ‘Chopín’, ha sido catalogada como “la mayor efectuada hasta la fecha por la Agencia contra la economía sumergida”.
El dispositivo de entrada y registro en las discotecas, pubs y oficinas intervenidas ha requerido el despliegue de más de 500 funcionarios de la Agencia Tributaria, incluyendo inspectores y personal de las Unidades de Auditoría Informática y de Vigilancia Aduanera, con el apoyo de efectivos policiales. Los registros se han desarollado en su mayoría a primera hora de la mañana al cierre de los locales.Al tratarse de una intervención de carácter administrativo, las actuaciones de entrada y registro no implican detenciones.
La investigación previa al lanzamiento de la operación ‘Chopin’ arranca a comienzos del presente año con la detección de un volumen de cobros con tarjeta declarados a Hacienda por parte de las sociedades ahora inspeccionadas que resultaba anormalmente alto –de hasta más del 76% en alguno de los casos– para un sector en el que, por sus características, prima claramente el pago en efectivo, mientras que el uso de tarjetas de crédito es escaso.
Tras esta primera evaluación de riesgos fiscales, el Departamento de Inspección detectó que el conjunto de las empresas afectadas por la operación estaban declarando un volumen de cobros con tarjeta de crédito que duplicaba los movimientos de efectivo en cuentas bancarias conocidos por la Agencia Tributaria. Esta situación ya alertó sobre la posible existencia de un gran circuito paralelo de efectivo que no se estaba declarando a Hacienda, pero los investigadores también observaron diferencias sustanciales entre la actividad declarada y la que se traslucía a partir de un análisis pormenorizado del aforo habitual de los locales, el precio de las entradas y las consumiciones.
La Agencia Tributaria ha informado que la previa observación de los locales permitió en diversos casos detectar una irregularidad formal muy extendida, que pasaba por la venta previa de tiques para consumiciones que posteriormente se eliminaban en barra. El tique se vendía al cliente por diversos medios no susceptibles de control y posteriormente se dejaba sin documentar la consumición, aprovechando que en el sector del ocio los destinatarios del servicio son siempre consumidores finales.