La Barcelona que llamó "no a la guerra" ha mostrado un paisaje bélico después de los disturbios de este viernes. La plaza de Urquinaona y la Via Laietana han quedado cubiertas de adoquines que los radicales han arrancado de las aceras con palancas y también han utilizado martillos y otras herramientas que han quedado repartidas por las calles, junto a vallas, marquesinas y señales de circulación también destrozados.
Esta mañana, la zona recupera paulatinamente la normalidad después de ser el epicentro de los disturbios más graves de este viernes en Barcelona. Todavía hay, sin embargo, muchas manchas en las aceras para que los manifestantes rompían los adoquines para lanzarlas contra los agentes. A las ocho de la mañana todavía no se ha reabierto al tráfico pero en el suelo ya no queda prácticamente ninguna de las piedras y rocas que este viernes los manifestantes echaron a la policía.
Tampoco queda ningún rastro de las barricadas: ni contenedores, ni maderas ni ninguno de los materiales que los manifestantes utilizaron para esconderse de la policía. Poco a poco, pues, y con la ayuda de las decenas de vehículos del Ayuntamiento que limpian la zona desde hace horas, intentará volver a la actividad habitual de un sábado por la mañana.