El Ayuntamiento de Barcelona ha eliminado 130 carriles de circulación para los vehículos desde 2015 con el objetivo de reducir el número de coches en Barcelona -un 25% hasta 2030- a pesar de que cada día hay más de 1,6 millones de desplazamientos en vehículo privado en la ciudad.
El consistorio, de hecho, lleva años eliminando carriles en las vías principales a favor del transporte público o la bicicleta, que ha duplicado sus carriles de circulación. La Meridiana, que es una de las principales vías para acceder a la ciudad, tenía ocho carriles en el 2019 y ahora se ha quedado en cuatro.
La Diagonal hace doce años tenía ocho carriles y ahora tiene cinco, mientras que la Gran Via y la calle Aragó han pasado de seis a cuatro carriles. Además hay calles en el Eixample, como Consell de Cent, que sólo se han quedado con un carril para la circulación debido al urbanismo táctico impulsado por Ada Colau.
La segunda teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y concejala de Urbanismo, Janet Sanz, pidió en abril del 2020 que no se reactivara el sector de la automoción después de la pandemia para "fomentar la movilidad sostenible" y reclamó "una reconversión industrial de todo el sector automovilístico de nuestro país".
"Es ahora o nunca", remachó entonces Sanz, que hoy, en una entrevista en Els matins de TV3, ha exigido un plan estatal para promover una movilidad descarbonizada porque "llevamos décadas de paralización de grandes infraestructuras necesarias".
La número dos de la alcaldesa Ada Colau ha remarcado que "la obligación de reducir la contaminación es un reto no sólo de Barcelona sino de las grandes ciudades". "Barcelona tiene un muy buen transporte público, dentro de la misma ciudad, que conecta con el área metropolitana; y Barcelona debemos seguir haciendo lo que hace para reducir esta contaminación y garantizar la salud", ha añadido.