La ciudad francesa de Perpiñán -que tiene unos 120.000 habitantes- hizo su agosto en pleno mes de febrero con el mitin del ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, convocado por el Consejo de la República.
La afluencia de personas -200.000 según los convocantes- hizo que empezara a llenarse la localidad desde el mismo viernes y algunos prolongaron la estancia hasta el domingo.
Hoteles, restaurantes y cafeterías vivieron un lleno casi absoluto y mucha gente tuvo que pernoctar en establecimientos a más de 20 kilómetros de la ciudad. El comercio local también salió beneficiado porque muchos de los asistentes -de alto nivel adquisitivo- aprovecharon para hacer compras.