La juez de vigilancia penitenciaria permite aplicar el artículo 100.2 del reglamento penitenciario al líder de Òmnium, Jordi Cuixart, para que salga a trabajar o realizar tareas de voluntariado, porque “el interno reconoce los hechos probados en la sentencia” y tiene “motivación para el cambio”.
La magistrada rechaza así el recurso de fiscalía y argumenta que el hecho de que no muestre arrepentimiento y defienda su inocencia “es un pensamiento y una decisión legítimos”. La resolución alega que el “lo volveremos a hacer” es “una mera expresión de pensamiento político” y añade que “según indica el psicólogo, en ningún momento hace referencia a un levantamiento tumultuario”.
También argumenta también que Cuixart “asume las consecuencias de sus hechos” y muestra “voluntad de reparación de los daños” causados por los actos que “motivaron la acción delictiva”. El auto recuerda al ministerio público que “la normativa penitenciaria no impone la obligación al condenado de arrepentirse ni de declararse culpable”.
Sin embargo, la juez de vigilancia reclama en prisión de Lledoners un informe semanal de “la evolución del interno” para constatar que “se mantienen bajos los niveles de reincidencia delictiva y de quebrantamiento de condena”.