La vicepresidenta y portavoz del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, ha anunciado la reforma laboral, a pesar de las críticas de los sindicatos, que incluye una simplificación de los tipos de contratos y un plan de empleo para los jóvenes para intentar bajar la cifra de cinco millones de parados que hay en el estado.
La reforma laboral aprobada este viernes por el Gobierno prevé la creación de un nuevo contrato indefinido para empresas de menos de 50 trabajadores para potenciar la contratación, especialmente de los jóvenes.
Se concederá una deducción de 3.000 euros a los autónomos que contraten su primer trabajador menor de 30 años en situación de desempleo. Dicho trabajador cobrará el 25% de la prestación por desempleo y el empleador podrá deducirse en el plazo de un año el 50% del importe que el trabajador contratado le quede por percibir.
Sáenz de Santamaría ha definido la reforma laboral como importante y de calado y ha asegurado que "marcará un antes y un después en la legislación laboral" española. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha profundizado en esta idea y ha definido esta reforma como "histórica".
El objetivo de la reforma, según ha dicho, es facilitar la contratación, potenciar la estabilidad laboral, evitar los despidos, reducir la dualidad entre trabajadores temporales y fijos, impulsar el autoempleo y la formación profesional a lo largo de toda la vida laboral, y cortar las causas de la economía sumergida.
El ejecutivo de Rajoy generalizará la indemnización de 33 días, y no 45, en caso de despido improcedente. La reforma también dará más flexibilidad interna en las empresas para que los despidos no sean la única medida de ajuste.
Pero los sindicatos no están de acuerdo; el líder de UGT, Cándido Méndez, no se cree que la reforma haga mejorar el empleo. Lo ha dejado claro: "y una leche". Por otra parte, el secretario geneneral de CCOO en Catalunya, Joan Carles Gallego, dice que la reforma es inútil porque el problema del paro no viene por el mercado de trabajo sino por la crisis.